sábado, abril 26, 2008

global warming is your fault

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Cuando la encontraron hacía casi seis horas que sus pulmones no cataban aire. Pero su piel seguía oliendo a cítricos y a coco, como las orillas del Amazonas. Había muerto de felicidad absoluta, saturados todos y cada uno de los poros de su piel de sonrisas y no saber qué decir. Quemaron su cuerpo y mezclaron sus cenizas con aceite de naranja porque ella así lo había querido. La muchacha de pelo ensortijado era ahora un fruto aromático del color de lo transparente.

Aquellos dos yacían paralelos en una cama demasiado estrecha. Ella boca abajo y él recorriendo su espalda desnuda con el dedo índice de arterias y venas. La miró despacito, sin querer perderse ni un detalle. Le besó la nuca, le dijo que era perfecta. La volteó para recorrer su pecho con los labios, se adentró en su alma, rebuscó en sus entrañas, encontró un tesoro que rugía como la más fiera de las sensaciones. 

Salió por aquella bendita puerta abrazada por su alma gemela, llorando. Tal vez de alegría. Ambas se sonrieron, se cogieron de las manos, se elevaron con las miradas hasta más allá del infinito cielo, se vieron desde arriba felices humillando al mundo. Reservaron mesa en el mejor restaurante y cenaron orgasmos de desnudez extrema. Jamás vomitaron aquel momento.

Sentada sobre su cama escribía sobre la piel de aquellas mujeres, bailando bulerías con el alma descubierta. Las paredes gritando, los ojos llorosos de eterna juventud, los días escurridizos y veloces que tal vez llegarían. Dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, tres. 

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Mis ojos ven "La pasión de los colores"
Mis oídos escuchan "Todo es de color", Alejandro Sanz. Que sus oídos lo escuchen aquí

domingo, abril 20, 2008

pánico

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Se suceden los acontecimientos en mi vida como un huracán de dolorosos granos de arena.
Ni entiendo por qué algunos han de irse, ni por qué otros no quieren quedarse. Y también los hay que se acomodan en el sofá sin haber sido invitados.

Me paseo por el mundo sin costillas y sin escrúpulos, temerosa hasta de mi sombra, esperando a que suceda algo que nunca sucederá. Todos somos conscientes de ello.
Y quiero llorar porque ya no estarás conmigo cuando en verano suba la marea y las palabras sepan a asquerosos sandwiches de nocilla con queso. Que ya sabes hervir la leche, y no es ninguna metáfora.
Poco me importan a mí ahora las metáforas, que el corazón tiene funciones más importantes que cumplir.

No quiero subirme al tiovivo de la mediocridad, pero tampoco puedo olvidar que sigo en medio de aquella plaza. Desnuda. Esperando a ser juzgada.
Lenta desemboco en la salud y en la enfermedad que un día me dará de comer. Últimamente estoy asustada e incomprensible.
Sobre todo incomprensible.

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Mis ojos ven a Marilyn sin retoques, Norma Jean.
Mis oídos escuchan "Let it be", The Beatles.

terça-feira, abril 15, 2008

llorona


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Piensa en mí

sábado, abril 12, 2008

peace

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Saturados los pulmones de aromas a jazmín y hierba recién cortada escupo a la vida que me quiere hacer perder. Degollando sentimientos con mis propias manos derramo sangrienta la roja sed de la victoria, del superarse a uno mismo aunque las piedras sean tan grandes como aquella historia que jamás acabará. 
No tengo más que decir al respecto, y sin embargo las palabras no son suficientes. Abrazo la imagen refrescante de un día de asfixiantes cristales que excitan al más oloroso de los sentidos. Nadie tiene nada que opinar al respecto.
Igual que pocos serán los que esto comprendan, aunque yo tengo muy clara cuál es la banda sonora de mi vida. Y me gusta que sea así de puta.

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Mis ojos ven "Senecio", una obra de Paul Klee
Mis oídos escuchan un interesante programa de televisión.

quinta-feira, abril 10, 2008

inervación

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Tengo que lavarme el pelo y rizármelo más que nunca pero menos que mañana. 
Estreno navegador de internet nuevo, de la manzanita, mucho más estético y metalizado que el anterior.
Luego iré a la biblioteca, y más tarde todavía a un concierto tan alternativo como mis pantalones rotos de hoy.

Me gusta cuando no soy lo que la gente se espera. Cuando me dicen que soy mucho más bajita de lo que se imaginaban y yo respondo que soy metrosesenta pero no me importa porque me subo a un escalón y listo. Me encanta cuando me dicen que tengo pintas de escuchar reggaetón o Ella baila sola o acompañada o algo así. Y luego canto suavito el cielo estaba rojo como una amapola y nadie sabe qué contestar. Pero, ¿qué se le va a hacer?

Siendo hoy uno de esos días en los que me veo horrible, no puedo sino pintarme las uñas de rojo esperanza (el verde ya está pasado de moda) y dejarme llevar por los flashes y la contracción involuntaria del diafragma.
Mantener el tono muscular, que le llaman.

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Mis ojos ven al hermanito posando para mí
Mis oídos escuchan el rasgar de una hoja de periódico.

sexta-feira, abril 04, 2008

murió de amor

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Ausente camina erguida y orgullosa entre la multitud. Impecables las uñas y en los ojos indiferencia. Nadie la observa. Nadie repara en su torso desnudo, en su corazón expuesto, en sus gritos sangrantes. Avanza soltaria y soberbia hacia su destino. Un niño la señala y corre a abrazarla, ella le ignora como ignoran los ignorantes. Continúa su travesía, el pequeño regresa a su labor infantil de imaginar historias de dragones. Como si nada hubiera pasado, porque nada pasa.
Camina sobre cristales igual que camina sobre algodones, porque sus pies son de hierro y sus brazos de clara de huevo. Su piel opaca no quiere mostrar al mundo los secretos de su interior, por si alguien quisiera adueñarse de ellos indebidamente. Y ella, impasible, se aleja poco a poco de la multitud, del calor humano, de aquello que la hace ser uno más entre tantos.

Pronto sus raíces sentirán la frialdad de la roca. A sus tímpanos llegará el sonido de las olas violentas golpeando el acantilado. Se aproximará firme, sin miedo, feliz. Tomará entre sus manos las riendas de su vida y, armándose de valor, saltará. Comenzará pues el rápido descenso.
Hasta que de pronto el reloj se detendrá, cinco minutos antes de que el cielo sea negro y salga la luna traicionera. Y allí se quedará ella.
Suspendida en el aie, inmóvil, paralizada. Como sostenida por sedal y pantomimas. Las piernas levemente encogidas, los ojos bien abiertos, firme en rictus mortem, los largos dedos extendidos hacia el parón espacio-temporal.

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Mis ojos ven "Eleanor", una fotografía de Harry Callahan
Mis oídos escuchan "Ábreme el pecho y registra". Extremoduro.