sábado, março 17, 2007

in her shoes

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Cuando uno de mis primos hizo eso que se supone deben hacer los niños de ocho años con familia católica yo me compré unos zapatitos color hueso hermosísimos y muy años cincuenta. Lo tenían todo, un lacito en su punta redonda y tacón carrete. Desde luego eran perfectos.
Pero tras la ceremonia hicieron puf! y, como por arte de magia, crecieron tres números y dejaron de servirme. Jamás me he explicado por qué, pero juro que el uy-pero-qué-cucada se transformó en un jo-que-se-me-caen!.
Comenzó de ese modo lo que sería una larga travesía en busca del remedio perfecto. Las palabras ¡Ojalá los hubiera comprado con pulserita al tobillo! resonaban en mi cabeza. Lo intenté todo. Adhesivos especiales, plantillas, algodón algodonoso en la punta.... y nada.
Pero hoy acudí al zapatero con unos tacón-chupete que necesitaban unas nuevas tapas y de paso consulté a mi agradable zapatero. Le imploré que me recetase algún remedio para el gigantismo de mis pequeñines. Le comenté entre sollozos que no permitiese que aquel par, lleno todavía de juventud, permaneciese encerrado en su cárcel de cartón otro año más.
Entonces el caballero, que guardaba tremendo parecido con Gepetto (el papá de Pinocchio) sacó de debajo del mostrador lo que yo bauticé como almohadillas-mágicas-para-el-talón.
Y pluf!. Los preciosos zapatitos de Minnie Mouse volvieron a encajar.

Ahora estoy tan contenta que no me los he sacado ni para ver una de esas películas americanas en las que la protagonista rubia-teñida-que-parece-natural acaba percatándose (tras un romance con el que ella creía el hombre de sus sueños) de que su mejor amigo es a quien de verdad ama. Yo pensando pero-qué-predecible y mis zapatitos chirriando de alegría en mis pies mientras la jovencita besa con labios siliconosos al jovenzuelo; quien, tras sacarse las gafas-de-amigo-intelectualoide, se convierte en un guapísimo novio de mandíbula-sexy y ojos-libertinosos.

...
Mis ojos hoy sólo existen para mis zapatines.
Mis oídos escuchan "Dreaming of you". The Coral.

8 comentários:

JOHNNY INGLE disse...

Las historias de tacones resultan infinitamente más divertidas que las historias de tocones.

El tacón es un temazo. El zapato en sí mismo una forma de vida. Y la vida es bella, recuerda, aunque a veces nos quede demasiado grande y nos veamos incapaces de disfrutarla.

¿Qué pasa con Ráfaga?
¿Es que no está bien para ti?

¿No te acuerdas de "aguita", el concierto, cuando el vocalista hacía volar en círculo su chaqueta del ejército americano de la época del último mohicano?

nüSh... disse...

jjajaja
Cierto.
Los tacones son infinitamente divertidos e impresionantes. El tacón es el ser inanimado más imaginativo que existe.
Precioso.

Ráfaga vino a dar un concierto a mi pueblo una vez. Una amiga se empeñó a ir a verlo y la acompañamos, a pesar de que ninguna (ni siquiera ella) teníamos ni idea de quién eran.
Salieron al escenario unos hombres, latinoamericanos evidentes, y se pusieron a cantar música bailonga.
Fue en ese momento cuando nosotras desatamos el lado fan que dejamos volar en todos los conciertos (aunque no soportemos al intérprete en cuestión) y nos pusimos a gritar RAFAGA!!! GUAPOSSS!!! (he de decir que eran tremendamente feos) y a dar chilliditos.
Cuando acabó la canción dijeron: Bien, pues es un honor para nosotros presentaros a un grupo enorme que nos ha dado la oportunidad de calentar a su público. Con todos ustedes RÁFAGAAAAA.
Decidimos exactamente entonces que era hora de irse a casa.

Mentirosaaaaa, no vuelvas más a miiii, nunca máaaaas.

Jajaja, Ingle.
Ya nos veo.
Usted dios del orden y yo princesa del caos. Le descolocaré su colección de cd's y los cambiaré de caja (o los dejaré dentro del reproductor). Esparciré Vogue's por toda su casa y colgaré los zapatos de tacón en las lámparas.
No habrá Ráfaga cuando yo esté en casa y las comidas exóticas estarán al orden del día.
No se preocupe.
El sexo será maravilloso.

JA!

JOHNNY INGLE disse...

Jah! La cuestión está en que yo siempre, en medio del sexo, se me da por cantar "nena", y levanto la chaqueta y la hago volar como un vaquero a su cuerda para pillar vaquitas...

Un problemo... Se lo digo yo.

nüSh... disse...

jajajajaja

. disse...

Sra. Nüsh;

Ese zapatero-almohadillero es en realidad un enviado de los dioses. Caramba, yo me estaba poniendo nervioso por momentos mientras leía su escrito. Pensaba, pobre Sra. Nüsh, pobrecilla mujer-ideal con sus zapatos alargados injustamente, o sus pies menguados, ay, ay, esto no tiene solución.

Y su almohadillero me ha devuelto la felicidad. Verá, me he quedado tan contento que ahora mismo me voy a tomar una infusión de menta-poleo y un bocadillo de salami y queso así de grande.

Qué alivio,
mis pies
sufrían por
tus pies,
por el fastidio
de verlos
condenados
como elefantes
en sabana
demasiado grande,
ahora soy feliz
al ver que
tu calzado
te queda
como un
guante,
o como un millo
en gaznate
de perdiz.


Perfectos Saludos.

nüSh... disse...

hermoso poema.

HERMOSÍSIMO poema.

Aki_yo disse...

Al fin despues d d largo tiempo d encarcelamiento pueden ser libres tan preciosos zapatos. VIVAN LOS ZAPATEROS Q SE PARECEN GEPETTO!!

Dr.Mikel disse...

Cuando hice la primera comunion a mi me regalaron un reloj sumergible que quise probar en la fuente de la iglesia.
Jamas volvio a dar la hora, y lo que si dió la hora fueron los azotes de mi padre en el traje inmaculado de marinero de fragata.