terça-feira, outubro 31, 2006

día de mortos

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Siempre me ha encantado el día de difuntos por su increíble colorido y su gusto a azúcar y almendra. Adoro esa tetricidad excéntrica y casi cómica de los cementerios llenos de flores, niños y niñas vestidos con sus mejores galas rindiendo homenaje a personas que generalmente ni siquiera conocen -o recuerdan. Las lápidas abandonan su gris habitual para vestirse con pétalos de flores.

Me alegré mucho cuando contemplé la representación que Tim Burton hace del mundo de los muertos, llamémosle más-allá. Un universo paralelo pero muy cercano a este, en el que uno puede encontrarse con las cosas más extrañas, nada es raro o anormal y todos viven en consonancia consigo mismos.... ¡Mira! ¡Me falta un ojo! ¡Qué hermoso hueco!

Cuando era una cría que casi no levantaba ni medio metro del suelo vivía con ilusión estos tres días en los que la muerte se convierte en el epicentro. El treinta y uno clavaba mis manitas en la fría pulpa de las calabazas, recortaba ojos y sonrisas aterradoras llenas de felicidad y las colocaba amorosamente encendiendo la vela para que aquella luz tenebrosa resaltase el ambiente cadavérico del oscuro jardín de grandes camelias. El uno de noviembre era genial, porque no habí clase. Acompañaba a mi madre a la floristería y elegía el centro que más me gustaba para llevar yo al cementerio (generalmente era el más colorido). Caminaba por las calles de mi pueblo orgullosa de mis flores, que me parecían las más bontias de todas. El dos, día de muertos, también me encantaba, porque cuando llegaba de clase sabía que encima de la mesa me esperaba una enorme bandeja de huesitos de santo. Gloriosos dulces de almendra rellenos de las más increíbles substancias y bañados en chocolate blanco, chocolate negro o brillante almíbar. Cañitas rosas, blancas, verdes, marrones o amarillas. Todas ellas ordenadas por colores, en filas y cuidadosamente colocadas sobre las bandejas de blancas puntillas.
...
Mis ojos ven las cosas hermosas del día e muertos.
Mis oídos escuchan Tiempo. Jarabe de Palo

7 comentários:

Morgana disse...

Sí, es curioso ver como se transforman los cementerios en estas fechas...Tan sumamente grises es resto del año...

"las cañitas rosas" son las que más me gustan... ;)

Un beso Nüsh

amor amargo disse...

Quizás haya que verlo con tus ojos, pero desde los mios solo veo hipocresia por todos lados ...
Es hermoso lo que describes.

Besos!

Dave Aiman disse...

Es diferente lo que nos puede agradar o dar miedo según la sitiacion...
La imagen mas bella k vi fue un cementerio copado por la nieve .Me encantan las imagenes de la vida real en als k todo llega a ser verdaderamente blancvo,negro y gris y donde nosotros somos la ntoa de color...

JOHNNY INGLE disse...

Yo, lo que veo es que más de uno de esos esqueletos necesitan con urgencia una ortodoncia. Cuando ya no queda carne que oculte las deformidades, mejor ponerse unos brakets.

Se me hace la boca agua por los huesos de santos, jamás los he probado. He vivido al margen de los cementerios, y cuando me muera espero no ingresar en ninguno. A poco que pueda elegir, pediré que me quemen, y con las cenizas que frabriquen compost.

nüSh... disse...

george... halloween no es norteamericano, sino celta. Samhaím.

Dave Aiman disse...

Cierto Nüsh...simplemente que los americanos se apoderan de todo...Cualquier dia la siesta es un invento de ellos...Sleep evening?Como lo llamarian?Triste pero cierto...una cultura pobre en un pais lleno de incompetencia.
Bss my Nüsh!

May disse...

No generalicemos con la "pobre" cultura americana. Los odio, pero tienen sus cosillas buenas. La cultura no es patrimonio de un solo pueblo...


A mí el único cementerio que me gusta es el de Cárdenas (Cuba), con sus panteones de colores y sus letreros gigantes.