terça-feira, maio 06, 2008

patata fría

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María. 
Las cosas españolas sin tí no son lo mismo, porque te echo un porrón y tres cuartos de menos (aunque cuando regreses ni siquiera te de un abrazo y te diga que podrías haberte quedado en ese país que te tiene enamorada).
Me acuerdo mucho de cuando mamá se enfadaba porque nuestras bocas siempre estaban discutiendo entre ellas, y nos decía que las amigas se acaban pero las hermanas son para siempre. Ahora entiendo lo mucho que acertó progenitora con aquellos comentarios, porque llevamos sin pelear tanto tiempo que ya no me acuerdo de cuándo fue la última vez que te llamé estúpida.
Estúpida.
No me olvido del día en que me hiciste llorar porque me narrabas el guión de nuestros juegos desgraciados, y yo me había quedado dormida en el columpio porque tenía fiebre. Recuerdo el veintidós de enero en que llegó el enano a rompernos los esquemas, y ahora casi somos madres sin instinto maternal. 
No lo sé todo de tí, y tú nunca lo sabrás todo de mí. Pero aún así sé que estarás siempre en el asiento de al lado de este eterno concierto de Alejandro Sanz. Aunque ni a tí ni a mí nos guste un pelo este señor ahora. Pero fuimos adolescentes. 
Y seremos viejas, María.

...
Mis ojos ven un domingo de ramos de hace ya algunos años
Mis oídos escuchan a mi hermano dormir.

2 comentários:

Girl From Lebanon disse...

Que bonitos sentimientos se tienen hacia los hermanos, y que bonito los has plasmado.Bss.

May disse...

Ay, vacaloura...