sábado, março 01, 2008

dodecaedro

Image Hosted by ImageShack.us


Tumbada sobre la sábana blanca que bien pudiera ser un sudario reflexiona y el miedo la paraliza. Quiere mover los pies y no puede porque tal vez estén atados con la soledad de nuevo. Observa al techo durante unos segundos, quizás horas, y no se cae sobre su cabeza pero oprime su pecho y la asfixia.
No sabe por qué lo hace pero lo hace, y poco a poco se arrepiente pero el reloj sólo sabe mover su tic-tac hacia el frente. No quiere música ni más canciones absurdas de falsas esperanzas, quiere escaparse con la única compañía del obturador y poner entre interrogantes su cerebro para autotorturarse lentamente hasta que todo se aclare para quedar como anécdota del pasado.
Pero no puede. No puede levantarse de cama porque teme que las respuestas vayan a ella sin que ella tenga que ir a buscarlas. No puede mover ni un sólo dedo, su sangre no circula y sus pupilas permanecen fijas en el blanco de encima de su cabeza.
Y las dudas le golpean los oídos en forma de canica que no deja de rodar. Piensa que está siendo un poco paranoica y casi con total seguridad es cierto, porque ya le ha pasado más veces.

No quiere que la gente hable del tema hoy, ni nunca. No quiere que le pregunten qué le pasa, ni quiere tener que responder que no lo sabe. No quiere que se escape la felicidad de entre sus dedos, que caduque su sonrisa perenne, que los labios se sellen y los dedos se congelen. No quiere tener que decir adios ni rogar a Dios, no quiere que las arañas mordisqueen sus nervios, no quiere que llegue el futuro que sabe algún día llegará.


...
Mis ojos ven "Saturno devorando a su hijo", por Peter Paul Rubens
Mis oídos escuchan una canica rodar.

6 comentários:

nüSh... disse...
Este comentário foi removido pelo autor.
Anónimo disse...

? conmigo tinee ver

Anónimo disse...

Me la suda que no quieras que te pregunten, yo lo voy a hacer y quiero respuesta a mi e-mail tan pronto lo leas.

¿Qué carajo pasa?

Tu hermana

Anónimo disse...

*TQ




































*Come back home, baby (L)

Anónimo disse...

Suele dar mejor resultado mirar los autorretratos cara a cara, sin retórica.

Buena suerte.

JOHNNY INGLE disse...

Pues no le pregunto. Sólo le diré que por un momento tuve la sensación de estar leyendo a Margueritte Duras.

Respecto al cambio de look.... ha sido realmente un cambio radical: pasar de la niña de las serpentinas en el cumpleaños de los caramelos de algodón a esta especie de niña del exorcista...

No sé si le darle mi aprobación, aunque sea meramente una fumadora fotográfica, mi consejo es que retome el pasado bucólico y el color.

La soledad no ata los pies. Es al contrario. Es la compañía lo que ata no solo los pies, sino también las manos, y venda los ojos, y amordaza la boca y le pudre los dientes.
La compañía es una telaraña.
la compañía es un enjambre.
La compañía es un bosque sin luz para crecer.
La compañía es un rostro que no conocemos.

Y la soledad...
La soledad era esto (como dijo Juan José Millás)