terça-feira, dezembro 18, 2007

mañana

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El sábado a las 9 de la noche el metro de Londres se llena de mujeres con manolos y Louboutin que se apresuran escaleras arriba con las mejillas empolvadas de melocotón.

Londres es un sitio tan maravilloso que en el momento en el que pude respirar gélidamente en su seno, decidí que viviría en una casita azul de Nothing Hill. A cinco grados bajo cero las orejas se me helaban pero el corazón bombeaba más fuerte que nunca. La ciudad, empapada en ilusión navideña y luces azules escintilantes, rodeaba a las personas mientras crecía, agena a ellas y al mismo tiempo muriéndose por besarlas.


Sólo en Londres puedes encontrar auténticos caballeros ingleses en el metro.de.asientos.acolchados, con maletines Hermès y trajes grises de Armani. En el mercadillo las chicas que visten de Stella McCartney buscan orejeras de leopardo y camisas de felpa de segunda mano. Porque Londres es una ciudad amante de las mezclas, de lo bohemio y de lo chic.



A mi lado se sienta un señor de unos cincuenta años. Habla inglés pero su antepasados eran afro-americanos. Acaricia su saxofón mientras explica a un niño coreano que aprendió a tocar soul en las calles de Manhattan y que por sus venas corre sangre esclava y ganas de huir. El pequeñajo le observa con ojos llorosos y asiente mientras acaricia tímidamente el dorado instrumento. Osbervo como si estuviese en el teatro, silenciosa.


La Navidad me hace temblar en Trafalgar Square, donde un enorme coro de señores con gorros.navideños.horteras cantan villancicos al pie de un enorme abeto luminoso. Todo es tan bonito que no puedo sino suspirar y soñar con una segunda vez, entumecidas las manos por el frío y la ilusión.



....
mis ojos ven las estanterías de un 24 horas indio.
Mis oídos escuchan "Eva tomando el sol", Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina (dos pájaros de un tiro)

4 comentários:

L.I.A disse...

Qué bonita tu descripción de La Ciudad. Me alegro de que hayas disfrutado de tu viaje. Yo he estado 4 veces, la última unas Navidades de hace 14 años y no sabes las ganas que tengo de volver. Así que me consuelo leyendo tu relato...

JOHNNY INGLE disse...

Yo no he estado en Londres, pero una hermana habitó allá en los años 70, estuvo siete años trabajando, y por sus cartas e historias para no dormir, postales y demás, tengo una viva imagen del estilo de vida londinense. Quizás no con sus artísticas apreciaciones, tal vez he retenido el lado más turbio o el más folclórico: por ejemplo, que los ingleses son tan tacaños, que si pagan un buffet, como es gratis se llenan unos platos colmados hasta la altura de una Torre Eiffel. Revientan.

En casa de mi hermana, con quien viví ocho años, se consumían mucho las baked beans con huevo frito y salchichas, y era delicioso. Cuando me hice independiente, seguí con el hábito. Pero hace tiempo que no veo esas alubias en el Alcampo.

Una cosa: Las luces azules escintilantes ¿no serán peligrosas? ¡Es que con ese adjetivo al lado!

Bueno, reconozco que esa palabra es sonora y elegante, muy al contrario que ciertos nombres de mujer que ya han sido eliminados a su antojo.

No le digo más (y que ya no tiene por qué amenazarme con hacerme el vacío, jiji).

Vistiendo a Candela disse...

Que buena tu descripción.
Yo viví en Londres tres años y fué hasta el momento la mejor experiencia de mi vida.
Un bico.

George Hazard disse...

¡Muero de frío y de Navidad!
Suerte la tuya con tu visita a Londres.
Muy feliz año nuevo, guapa!