segunda-feira, outubro 01, 2007

polietileno expandido

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Agotador hasta el éxtasis el weekend y el weekstart. Bailes disfrazados de abeja en la zona V.I.P. de una discoteca en la que entramos gratis gracias a los contactos del mexicano (que a donde no llega manda recado).
Los tacones se quedan en casa porque volveremos tarde, de modo que las bailarinas negras (a juego con los pendientes) se convierten en mis más fieles compañeras. El ron es dulce y el chocolate espeso. Asoma el astro rey cuando pedimos a las sábanas que nos cubran, risas en los labios y ojeras artísticamente disimuladas bajo los brillantes ojos.

Horripilantes lentejuelas azules las del indecente vestido de la go-gó (resultan vulgares sus ropajes e insaciables las miradas del macho ibérico); pero yo divina Maya con flor de fieltro en el pelo y hielo seco abrazándome suavemente al ritmo de canciones insufribles y asquerosamente repetitivas.
La música dance es insoportable incluso para bailar, porque acabas con las neuronas mareadas y los oídos chirriantes.

...
Mis ojos ven... Tar-baby; una obra de Graham Fletcher.

Mis oídos escuchan "La belle et le bad boy", de McSolaar.

3 comentários:

JOHNNY INGLE disse...

¿A qué se refiere con eso del "éxtasis"? ¿Imitando a House de nuevo???

Veo que no emplea usted todo el tiempo en memorizar nombres de huesos y enfermedades impronunciables. La música dance es tan machacona para disuadir a las estudiantes de medicina y que retornen a sus pisos de estudiantes a cumplir su misión...

De todas formas, a mí me gusta la música dance, y uno tiene que dejarse marear para entrar en la onda...

(pero me gusta más el chachachá, que conste).

María disse...

Me imagino un enjambre comopleto de abejas reina pululando por la discoteca de moda de Barcelona...

Ya veo que aprovechas tu estancia en la ciudad condal, y me alegro.

T.T. disse...

Contem més,
contem més !