sábado, outubro 28, 2006

la línea de tiza

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Ayer en el recreo mi hermano y tres o cuatro de sus amigos han competido por la Marilyn Monroe de segundo de primaria. Una carrera. Carrera corriendo, ni carrera metáforica ni carrera de estudios. El primero en llegar a la línea de tiza pintada en el suelo era el vencedor. El premio: un beso de la susodicha. Ella es pequeñita pero resultona; muy morena de piel y con largos tirabuzones negros. Es de esas niñas que sabes que serán insoportables de mayores. El vencedor ha resultado ser mi consanguíeno, y al llegar del cole me ha narrado con voz ilusionada y mejillas sonrojadas el casto beso de su Julieta. "¿Y los demás niños qué?¿Ellos se quedan sin novia?", pregunté yo. "¿Cómo se van a quedar sin novia? Lo que pasa es que a ellos les tocan las otras chicas".
Así de simple. Los demás renacuajos no han cruzado la línea de tiza a tiempo, así que han de buscar el amor en otra parte.
Me pregunto entonces por qué no es tan fácil siempre. ¿Por qué no podemos olvidarnos de todos esos líos de amor en los que es incapaz deshacer los nudos? ¿Por qué seguimos dando tirones en lugar de limitarnos a trazar líneas de tiza?
...
Mis ojos ven a una mujer a la que el amor le hizo una gran putada. [Portada de Vogue América]
Mis oídos escuchan la "Crystaline green". Goldfrapp [no soy capaz de subirla... así que si queréis escucharla tendréis que bajárosla]

1 comentário:

May disse...

Si te fijas, es cuestión de instinto. Cuando van a aparearse, los pavos reales enseñan su cola, los ciervos compiten con sus rivales haciendo uso de su espectacular cornamenta... y el más rápido, el más fuerte, el que posee los mejores genes se queda con la hembra.

Es básico.