Cuando era pequeña estaba obsesionada con la historia de Peter Pan. Tenía la película de Disney y la veía cada tarde. En ocasiones llegué a verla dos veces seguidas. Incluso me sabía los diálogos.
Puede que fuese entonces cuando desarrollé ese no-quiero-crecer que me ha acompañado hasta hoy. Pero no sólo fueron esas las conclusiones que saqué de aquel largometraje protagonizado por un eterno-niño, un hada mágica (y celosa) y tres hermanos londinenses. Decidí que quería volar, por muy difícil que resultase.
Y tras haber descubierto con anterioridad su vocación de princesa y marino esta dulce niña llegó a la conclusión de que su futuro estaba en la aviación. Y fue así, mis queridos lectores, como decidí que quería ser piloto.
Hoy por hoy sigo albergando ese sueño en esta cabezota-testaruda. Aunque no es una prioridad. Sé que no llegarán los polvos de Campanilla para alzar el vuelo, pero también sé que quien algo quiere algo le cuesta.
...
Mis ojos ven el primer aeroplano.
Mis oídos escuchan a mis perros ladrar.
2 comentários:
Si acaso quieres volar
piensa en algo encantador
como aquella Navidad
que encontraste al despertar
juguetes de cristal...
VOLARÁS, VOLARÁS, VOLARÁS
...ojalá fuera tan sencillo
creo que en esta tarde de aburrimiento veraniego veré, una vez más, Peter Pan...
...por los viejos tiempos
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