quinta-feira, janeiro 25, 2007

a gogó

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Vogue recomienda zapatos rojos acompañando vestidos de novia banco-inmaculado; y en los últimos cinco años la moda ha vuelto a recordar todas las décadas de un siglo. Ahora reinan los 80, o eso dicen, felicidades a los leggings y las lentejuelas. La personilla que esto escribe prefiere sin lugar a duda los 60, y en esa época ha decidido vivir rodeada de botones gigantes de color melón.
He de soportar a diario crímenes de la moda como el que-todas-las-prendas-que-llevo-encima-sean-del-mismo-color o la combinación granate-mostaza/mostaza-granate. (El color mostaza es ya de por sí un pecado). Pero miro hacia otro lado y me consuelo con el "cada-uno-lleva-lo-que-le-gusta", aunque en realidad esté pensando "a-la-hoguerra-con-eso!".
El mundo entero alaba las prendas colgadas de huesos, por mucho que las presidentas-de-comunidad-autónoma intenten evitarlo. Las vemos divinas, pero no diosas (Atenea siempre tuvo mejillas sonrosadas). Y en parte lo son. Nadie las critica por llevar camisas verde-quirófano o pasearse entre bastidores portando un suéter azul bebé.
Yo no puedo evitar sonreír al enterarme de que Galliano, empecinado en peinar a las maniquís de su última colección de alta costura como geishas, contrató a varios peluqueros orientales especialistas en este tipo de decoración del cabello alegando que "los occidentales no saben hacerlo". El resultado no pudo ser más asombroso.
Soñamos, o sueño, al observar a Lily Cole con su cara-de-empanadilla cubierta de polvos de arroz luciendo un espectacular vestido blanco bordado a mano. Paseando entre sillas gigantes y ramas de cerezo en flor.
Paseamos orgullosas sobre tacones de doce centímetros que nos provocan un dolor insoportable de pies. Pero sarna-con-gusto-no-pica y para-presumir-hay-que-sufrir. Y aunque llevemos el meñique comprimido y gritando auxilio no podremos evitar pararnos ante un escaparate a adorar esas preciosísimas sandalias rosa chicle, susurrando Hi-lover! como en su día hizo Sarah Jessica Parker. No dudes que, si nuestro bolsillo se lo puede permitir, serán nuestras.

Los más sosos y retorcidos dirán que la moda es cosa de locos, que no existe diferencia entre el verde aguamarina y el pistacho, que todo son chorradas, puro márketing. Si alguien les ataca con esas apúntenles que la moda es una forma más de arte, y que sí existe diferencia entre un cuadro de Monet y el toro de Osborne.
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Mis ojos ven un par de Christian Loboutin.
Mis oídos escuchan "Save the last dance for me". Michael Buble.

sexta-feira, janeiro 19, 2007

yo no veía Barrio Sésamo



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Mis ojos ven, y mis oídos escuchan a Fito. "A la luna se le ve el ombligo"

sábado, janeiro 13, 2007

had a shower

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Después de haberme dejado el alma, la cartera y los pies en diversas tiendas me siento lo suficientemente empapada en belleza y vestidos-gris-estilo-años-cincuenta como para llevar a cabo la ardua tarea de mostrar al mundo lo divina que soy.
Al igual que la muchacha de la imagen se encuentra rodeadita de galletas, tartas y alfajores-con-dulce-de-leche, en este preciso instante mi real persona se haya en un estado de plenitud fashionista. Lo poco que había juntado de cumpleaños y Navidad ha volado hoy en-menos-que-canta-un-gallo, habiendo ido a parar a manos de otro gallego que vende ropa monísima y muy barata pero que está de billetes hasta las cejas.
El otro día un chico de mi clase, que lleva al menos cien años en el instituto porque dice que mientras su padre le compre tabaco y su madre le haga la comida no tiene por qué preocuparse; lanzó al aire una pregunta-indirecta que me puso de muy mal humor. Preguntó el angelito si no le daba vergüenza a algunas personas comprar-y-comprar, almacenar-y-almacenar ropa habiendo tanta gente que sólo tiene una camiseta y un pantalón. Le miré con cara de tú-a-mi-no-me-caes-bien y le pregunté si no le daba vergüenza gastarse dos euros y medio cada día en tabaco, habiendo gente que con ese dinero podría comer. El muchacho no dijo nada más.
Y es que la fiebre consumista es habitual en mí, pero no por ello olvido que hay gente que se encuentra en peores circunstancias que yo. No creo que deba pedir perdón por haber nacido en el primer mundo. Simplemente debería preocuparme y colaborar para que cada vez más personas tengan esa suerte.
Fin de la historia

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Mis ojos ven a una muchacha golosa-golosa.
Mis oídos escuchan "Hasta la vista rock and roll" de M-Clan.

segunda-feira, janeiro 08, 2007

mutis por el foro

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Siento que ya lo he dicho todo. Todas aquellas palabras cargadas de significado y sentimiento han brotado de estos a los que vosotros llamáis labios de sandía. Tras diecisiete años expresándome libremente y sin tapujos he llegado a un momento en el que ya no siento esa necesidad que sentía de gritar a los cuatro vientos que estoy-aquí y que quiero-eso. Ya lo sabe todo el mundo (y no me da la gana de repetírselo a esas cabezotas-cuadradas que no quieren enterarse).
Es en este preciso instante en el que quiero abandonarme al placer de lo gráfico, de la vista, del oído. Empaparme de música y colores. Me abandono desde ahora a la suerte de tejidos, formas y texturas que me ofrece este mundo que todavía no he descubierto, recopilando experiencias y sabiduría ajena con las que iré construyendo un mundo propio.
De ese modo llegará un día en el que las vocales se unan de nuevo a las consonantes y vuelvan a intentar derribar esas pequeñas placas de marfil que Miguel Hernández llamó frontera-de-los-besos. Será entonces cuando esta línea roja que hay en mi cara vuelva a abrirse y se active de nuevo la fuente de las palabras.
Hasta entonces, permítanme tratar temas de aquí-te-pillo-aquí-te-mato, o intentar explicar este mundo ante el que he enmudecido con frases-cortas-pero-explícitas.

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Mis ojos ven "Desnudo rosa", de Matisse
Mis oídos escuchan "Somos arena y mar". Maná.

terça-feira, janeiro 02, 2007

confusión

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Todos os habéis ido y luego habéis retornado.
¿¿¿Me permitís ese lujo también a mí???

Esque fotolog me pide cosas más supérfluas-surrealistas-gráficas. Y de vez en cuando apetece escribir algo más serio.

Me podréis ver todos los días ALLÍ (y de hecho me encantará que me visitéis, porque allí todavía no tengo amigos)

pero también me pondré seria de vez en cuando...

Mil besos y mil sandías para que me perdonéis por cambia-chaquetas.

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Mis ojos ven mis pies findeañeros
Mis oídos escuchan Mrs. Robinson. The Beatles.